martes

elhombre-

Era un solitario.



Su casa era pequeña,triste y oscura; excepto por la luz de un ventana que lo comunicaba con el exterior. Su vida no tenia tiempo, reloj sin agujas. El trabajo lo absorbía.


Odiaba (y cuando digo odiaba, los ODIABA) esos días de sol en los que los chicos salen a jugar a la plaza y los grandes se divierten con sus amigos.


Un día, la luz se convirtió en un rayo potente que rápido entró en la botella que estaba sobre el cajón.





El, muy alterado, la tapó.









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